«Es que me quema», «está bien fuerte»… Si te gusta el mezcal pero cada que lo tomas sientes que te quedas sin garganta y estómago, probablemente lo estás haciendo mal. Checa los siguientes tips y échate un mezcalito (o varios) sin morir en el intento:
Di SÍ al shot, peeeero… Usa la técnica del beso para catarlo: pon saliva en la punta de la lengua. Toma la mitad y mézclalo con la saliva. Inhala, dale un trago y exhala.
No andes tomando de todo.
¡Error común! Para que te des una idea, el hígado se tarda una hora en el proceso para digerir un solo drink, si te pasas, todo ese sobrante se va al torrente sanguíneo. Ni hablar de mezclar bebidas… ¡Fatal!
Aplica el «menos es más»
Si tomas el mezcal con otra cosa te va a pegar más que cuando lo tomas solo. Trata de acompañarlo únicamente con sal de gusano o chapulín. Si prefieres, también puedes hacerlo con naranja.
Pídelo con perlas Las famosas perlas son las burbujitas que se forman en el mezcal cuando se sirve. Entre más tiempo se mantengan, más calidad tiene la bebida. ¡Saluuuud!
Fíjate en el que compras
Hay más de 2 mil marcas de mezcal en el mercado. Cuando compres uno, checa que la etiqueta diga: 100% de agave, 45% de alcohol (mínimo) y que sea hecho en México.
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