¡Controladora y exigente! Un estudio ‘desnuda’ a Marjorie de Sousa y Julián Gil.

La guerra entre MARJORIE DE SOUSA y JULIÁN GIL por su hijo pinta para interminable; MIRIAM CERVANTES, especialista en lectura de rostro y fisonomía, los confronta.

La guerra legal entre Marjorie de Sousa  y Julián Gil por la patria potestad de su hijo Matías es  una telenovela que parece no tener fin. En el capítulo de la semana pasada, la actriz venezolana anunció en Instagram haber interpuesto una demanda para privar de padre a su pequeño de tres años. Ahí mostró el documento (que luego borró) argumentando: “Esta es la decisión más difícil que he tenido que tomar en mi vida. Pero, como madre, estoy obligada a enfrentar esta triste situación con el único objetivo de proteger los derechos de mi hijo Matías”.

Ante ello, el actor argentino respondió que seguirá defendiendo el derecho de su retoño y luchando junto a sus abogados en contra de los abusos, atropellos, amenazas, calumnias y acusaciones. “Nunca dejaré de luchar por mi hijo. (…) Le podrán borrar la figura paterna, (…) a su padre, pero lo que no le podrán quitar es la sangre que le corre, que es mi sangre. Es mi hijo (..) y lo amo. (…) Lo que tengo es impotencia de no poder estar en la vida de mi hijo por caprichos de la madre. El juez (de ella) será Matías. ¿Cómo se lo vas a explicar (…) que le privas su derecho de tener una figura paterna y convivir con su padre? Se ve que la madre lo único que tiene es un interés económico”.

Es evidente que ninguno de los dos está dispuesto a ceder en este pleito mediático, pero ¿quiénes son realmente sus protagonistas? Miriam Cervantes, analista de rostro, los sometió a un estudio, cuyo resultado no hace vaticinar una pronta solución.

Y LO PEOR… ¡NO SABEN ESCUCHAR!

Marjorie de Sousa es más dominante y actúa de manera reactiva emocional. Julián Gil tiende a trabajar con la pa- ciencia y estrategia, pero ambos tienen gran tendencia al berrinche. Dato importante: en una discusión, las personas con orejas pequeñas, como es el caso de ambos artistas, no escuchan cuando les hablan”, acota Miriam Cervantes.