Cuando somos mamás primerizas, lo único en lo que pensamos es en proteger a nuestro hijo día y noche y no despegarnos de él para que no le falte nada y no le pase nada malo.
Después, con el paso del tiempo comenzamos a relajarnos más y posiblemente con un segundo hijo estamos más tranquilas en ese sentido, pero no a todas les ocurre así, pues algunas mamás desarrollan un apego con sus hijos llamado coloquialmente como el ‘síndrome de mamá gallina’.
Y no es exclusivo de las mujeres, pues también existen los ‘papá gallina’ u otros miembros de la familia que pueden llegar a desarrollarlo.
Pero la pregunta es, ¿quién es una mamá gallina?
¿Cuál es el síndrome de mamá gallina?
Algunas veces se nombran así a las mamás de manera positiva para referirse a que no se despegan de sus ‘pollitos’ por nada del mundo o que están tras de ellos a cada paso que den, sea el que sea.
El término como tal suena muy lindo, pero la realidad es que esto trae consigo algo más profundo que solo protección normal de mamá.
Se dice que las mamá gallina desarrollan un comportamiento de sobreprotección hacia sus hijos haciéndolos dependientes e incapaces de enfrentar el mundo, pues normalmente los cuidan en exceso.
Por ejemplo, un niño se está divirtiendo en el patio y su mamá lo único que ve es peligro porque en su cabeza se imagina todas las posibilidades de que se caiga o se lastime.
También, es muy típico ver en una mamá gallina que todo el tiempo le dice a su hijo que se tape, que no corra, que no coma tal cosa, que no le hable a tal amigo, etc.
Inconscientemente, esta forma de cuidar y proteger a su ‘pollito’ logra a largo plazo que su hijo sea inseguro, incapaz de enfrentar desafíos tanto físicos como emocionales y hasta la incapacidad de adaptarse socialmente.
El niño crece con miedo y lo más probable es que no sea capaz de ‘abrir sus alas’ y explorar el mundo para conocerlo y aprender de él.
Básicamente es una codependencia derivada del control y preocupación en exceso.
¿Un amor sano o un amor tóxico?
Desafortunadamente, muchas mamis no logran manejar la sobreprotección hacia sus hijos y sin querer caen en el síndrome de mamá gallina, pues para ellas eso es por el amor profundo que tienen hacia sus peques, pero como todo en exceso es malo, este problema suele pasar de una amor bonito y sano a un amor tóxico, pues afecta el estado mental y emocional de ambos.
Pero tranquila, si has notado que te pasa eso, lo primero que debes hacer es relajarte para despejar tu mente y dejar que tu hijo o hija se desarrolle en su entorno de una manera más tranquila y sana, es decir, hay que identificar qué sí y qué no para encontrar un balance o un punto medio sin caer en la exageración, pues lo más importante para que un niño se desarrolle en su entorno es darle toda la libertad que necesita, así que, ¡ánimo!
Respira, deja que se divierta sanamente, que conozca gente y que tome sus propias decisiones.
¿ Y tu, eres una mama gallina ?
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