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“Ya no estoy aquí”: la película ganadora del Ariel que despertó al fantasma del clasismo en Monterrey.

El director Luis Fernando Frías de la Parra habló con Infobae México sobre el descontento que causó su cinta en algunos sectores de la ciudad.

Ya no estoy aquí, del director mexicano Luis Fernando Frías de la Parra, se convirtió en la gran ganadora de los premios Ariel 2020, con 10 galardones, de los 13 a las que estaba nominada, incluyendo Mejor Película.

La película cuenta la historia de Ulises, un joven de 17 años que está inmerso en la subcultura “Kolombiana” en Monterrey (en el estado norteño de Nuevo León). Dicho movimiento urbano se caracteriza principalmente por dos elementos: su vestimenta, como la de los cholos de Los Ángeles, y por su música, cumbias colombianas a menudo rebajadas así como los clásicos vallenatos.

Pero hay otro factor que entra en la descripción de los “cholombianos” y es que esta subcultura, que alcanzó su cúspide en la década del 2000, floreció en las zonas marginadas de Monterrey. Es decir, hablar de los “Kolombia” es hablar de un sector empobrecido de la población, condición social que les valió ser estigmatizados y rechazados, incluso el prejuicio de dar por hecho que se trata de delincuentes.

La película ha sido todo un éxito entre la crítica especializada y los usuarios de Netflix. Antes de su estreno al público fue reconocida y premiada en prestigiosos festivales de cine como el de Morelia o el de El Cairo.

Sin embargo, también ha despertado ciertas reacciones que toman relevancia en el escenario actual con las manifestaciones contra el racismo a nivel mundial.

Y es que, enseguida se estrenó, en redes sociales muchos inconformes reclamaron que la cinta “no representaba a Monterrey”, externando su indignación de que la ciudad fuera proyectada al mundo -a través de Netflix.

Ante toda esta situación, el director de Ya no estoy aquí, Luis Fernando Frías, se dijo bastante sorprendido por el alcance que ha tenido la película, incluyendo la conversación que generó.

«Está muy bien conversar y eliminar los prejuicios; la cultura “Kolombia” tiene un gran grado de espontaneidad, en el sentido de cómo surge y a qué te responde (…) La idea es abrir el diálogo y aprender a no juzgar”.

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